El Dr. Voyer es Nefrólogo Pediatra y fue becario e investigador
del CONICET. Doctor en medicina, avalado
por una tesis sobresaliente, Luis Voyer conforma, sin dudas, el perfil de un
entusiasta. Esto explica que a sus flamantes 82, mantenga el empuje de los que
inician la carrera, Sosteniendo el bagaje de una calificada trayectoria.
En su largo ejercicio docente, de más de 50 años, dictó 143 cursos.
Comenzó siendo Docente autorizado en UBA, luego Profesor Titular de Pediatría en
Universidad de Buenos Aires (Dónde fue Miembro del Consejo Directivo), siendo actualmente y
desde el año 2000, con designación extendida en 2008, Profesor Consulto. Es
Director de la Carrera de Especialistas en Pediatría, Facultad de Medicina, de
la UBA, desde 1994. En su carrera recibió, en 1970, un premio del Michael Reese Hospital and Medical Center, Medical Research Institute, Chicago, USA, que enriquece la lista de otros 15 Premios
Nacionales, entre ellos de la Academia Nacional de Medicina.
Revista Noticias: ¿Logros en tu fructífera y
brillante carrera?
Dr. Voyer: Fueron varios, casi diría muchos....y diversos. En la década del
60, haber contribuido en aquella revolución, desde los trabajos de Daniel
Darrow, sobre los conocimientos y, consecuentemente, los tratamientos de los
desequilibrios del medio interno.
Junto a mi gran amigo Juan Carlos Walther en el Elizalde, al igual
que Ricardo Meroni, con Rubén Landívar en el Clínicas y que Carlos Gianantonio
con Fernando Mendilaharzu y Margarita Vitacco en el Gutiérrez, pudimos bajar
enormemente la mortalidad de la deshidratación por diarrea. Participando
activamente en la SAP, esto se proyectó a todo el país y fue tema principal de
la mesa redonda: “Medio Interno”, con la que se inauguraron las Jornadas del
Cincuentenario de la Sociedad Argentina de Pediatría. En aquella mesa redonda,
coordinada por Alfredo Larguía, entre los integrantes, junto a Pierre Royer, de
París, Ángel Balabriga, de Barcelona y otros, estuve junto con Carlos
Gianantonio y Ricardo Meroni.
En esta misma línea, con Fernando Ferrero y Fabiana Ossorio en la
década del ‘80, fue asimismo un gran logro haber adoptado, introduciendo
exitosos cambios, el tratamiento de rehidratación oral (TRO) y la rehidratación
endovenosa rápida (RER), esto último con la participación de pediatras de
Rosario.
RN: ¿Tu comienzo en la asistencia hospitalaria?
Dr. V.: En el servicio militar, en la Escuela General Lemos conocí a un
estudiante de medicina. Era mi compañero de la “cucheta”, Alberto Valetti, que
fue Jefe de Consultorios Externos. Nos hicimos muy amigos, salimos del Servicio
y nos seguimos tratando como amigos. Como él estaba más adelantado, había
entrado en la ex Casa Cuna como practicante. Me dice “¿no
querés…?”. Y entré al Hospital junto con él.
RN: ¿Qué edad tenías?
Dr. V: Era el año 1957, tenía 24. Tres años después me recibí... en el
60.
RN: ¿Innovaron en el tratamiento de SUH?
Dr. V: También en la década del 60, con Juan Carlos Walther, publicamos
la experiencia de los primeros 27 casos asistidos por SUH en el Elizalde,
observando la notoria disminución de la mortalidad con la práctica temprana,
para los casos graves, de diálisis peritoneal. Y continuando, con Patricio
Cossio, Laguens, Daniel Pantín y otros, comunicamos hallazgos inmunopatológicos
y de microscopía electrónica en la nefropatía persistente del SUH. En la década
del 80, con Adriana Novillo del Instituto Malbrán, Roberto Craviotto y otros,
comunicamos la presencia de citotoxina en materia fecal y anticuerpos antiverotoxina.
Estudios que luego continuamos con Marta Rivas y sus colaboradoras del
Instituto Malbrán y demostramos co-infección de diferentes serotipos de coli,
productores de toxina Shiga, en pacientes de SUH y sus familiares.
RN: ¿Recuerdos?
Dr. V.: Inefables experiencias de las reuniones anuales de la Sociedad
Latinoamericana de Investigación Pediátrica, creada en 1962 por Fernando
Monckeberg y Francisco Beas de Chile, Carlos Gianantonio y César Bergadá de
Argentina, y Carlos Bauza de Uruguay, a la que hice mi primer aporte en 1965 y
me incorporé como miembro titular en 1967.
RN: ¿Descubrimientos?
Dr. V.: Con el trabajo sobre “Intoxicación salicílica en la Infancia”,
Premio Navarro de la Academia de Medicina, trienio 1972-1975, con Juan Carlos
Walther y Luis Bredeston, mostramos que niños a veces con diagnóstico de
encefalitis y líquido cefalorraquídeo normal, eran en realidad pacientes de una
patología en aquel tiempo frecuente: la intoxicación salicílica. A los casos de
extrema gravedad, los tratamos exitosamente con diálisis peritoneal.
Experimentalmente demostramos, entre las alteraciones metabólicas, el efecto
inhibidor de los salicilatos sobre la gluconeogénesis renal. Esto se efectuó
con las técnicas para estudio de metabolismo celular que me enseñara, en el
Michael Reese Hospital de Chicago, Takashi Yoshida, discípulo de Hans Krebs, usando
slices de corteza renal de ratas.
RN:
¿Cómo fue tu encuentro con el
Dr. Bernardo Houssay?
Dr. V.: Le hablaron al Dr. Enrique Urgoiti (Profesor Adjunto de Fisiología
que había concurrido al Hospital a dar una conferencia) que yo era muy
estudioso y me dijo: “Vaya a verlo a Houssay”, a quien conocía por trabajar con
él. Y fui. “Recuerdo que estaba caminando.
Dr. Houssay: ¿Ud. a quién espera?
Dr. V: A usted, Doctor.
Dr. H: ¿Quiere hablar conmigo?
Dr. V: Sí.
Dr. H: Pase. ¿Y Ud. quién es?
Dr.V: Soy el Dr. Voyer
Dr. H: ¿Es médico?
Dr. V: Sí, soy médico, doctor.
Dr. H: ¿Y qué quería hablar conmigo?
Dr. V: El Dr. Urgoiti le dio a usted mi tesis.
Dr. H: No. Yo no leí nada
Dr. V: Tenía entendido que la había leído, porque vengo trabajando
en medio interno…
Dr. H: Bueno, bueno…Tráigame su tesis, vamos a verla, pero no le
garantizo que la voy a contestar pronto, porque estoy con mucho trabajo. Estoy
sacando la nueva edición del libro de Fisiología y este libro tiene mucho que
ver con el prestigio del país. Le hice llegar la tesis. Después me manda a
llamar, al cabo de un tiempo:
Dr. H: Leí su trabajo… muy interesante…conoce muy bien la
metodología…¿Con quién quiere ir a trabajar a Estados Unidos? (No me dijo que
él había pensado algo).
Y continuó: “Preséntese para beca de perfeccionamiento”
¡Salió como por un tubo! Después de un año pido una prórroga de 2
años y me la conceden. Termino el 2º año y pido quedarme para un 3º, en
Chicago, en el Michael Reese Hospital. Terminada la beca, me ofrecían quedarme allá…
RN: ¿Podrías contarme sobre la primera diálisis peritoneal?
Dr. V.: Recuerdo la primera que practiqué, que fue también la primera que
vi, en el año 1964, en una enfermita con SUH. Me había preparado ampliamente,
después de leer los trabajos de Segar W.E. y de Barry K.G. del Pediatr. Clin.
N. A. No sin cierto resquemor vimos introducirse una cantidad de líquido que
pareció excesiva en tan poco tiempo y luego… la incertidumbre de si saldría tan
fácilmente como había entrado. La enfermita tenía 9 meses, hoy tiene 43 años,
la última vez que la vi fue hace 10 años. La colocación del catéter la hizo el
cirujano Ricardo Piñeyro, que era mi médico interno. No en la línea media, sino
en el punto de Mc Burney pero a la izquierda. Desde allí el catéter puede ser
ubicado hacia arriba en el espacio parietocólico, donde está más a resguardo de
ser obstruido por el epiplón o hacia abajo, en el fondo de saco de Douglas en
un trayecto suficientemente largo. En ese punto para inserción del catéter y
previa confección de ascitis, el riesgo de perforación visceral es mínimo,
prácticamente nulo.
RN: ¿Cuál fue tu intervención en el Comité de Nefrología de SAP?
Dr. V.: Tuve el honor de ser uno de los miembros fundadores en 1975 y ser
designado como el primer Secretario del mismo y reelegido para el período
siguiente. Incorporamos, con Irene Luiten como becaria, la prueba de PCO2 urinaria
y sanguínea, y con Luis Alvarado, la prueba de la fursemida para estudios de las
acidosis tubulorrenales.
RN: ¿Cuál fue el más relevante de estos y otros logros, en tu carrera
asistencial, docente y de investigación?
Dr. V.: Creo que el mayor y más trascendente, en el que fui partícipe
junto a todo el personal del Elizalde y en especial de la Filial de Médicos
Municipales y particularmente de dos queridos amigos, José Luis Dibetto y Julio
Puíggari, fue lograr el moderno hospital de Pediatría Pedro de Elizalde que hoy
tenemos.
RN: ¿Fuiste allí Sub Director?
Dr.V.: En 1994, a propuesta de los médicos, fui designado junto a
Alberto De Micheli (personaje inolvidable) como Director, al iniciarse la
reconstrucción del Hospital, con un presupuesto de 27 millones de pesos para
6.000 m2 de reciclaje y 21.000 m2 de
construcciones nuevas.
RN:
¿Cómo se pudo realizar y en
cuánto tiempo?
Dr.V.: ¡Se llevó a cabo sin suspender la tarea asistencial! Quedó
prácticamente terminado en 10 años, con Juan Carlos Ramognini, que sucedió a
Alberto De Micheli como Director, continuando yo como Sub Director hasta 2004,
año en que me jubilé.
RN: ¡Un Hospital emblemático!
Dr.V.: Sí, en los 237 años de su historia, el Hospital Elizalde vio
pasar por sus salas y jardines, médicos de la talla de Cosme Argerich, Manuel
Blancas (considerado el fundador de la enseñanza de la Pediatría en la Argentina),
Ángel Centeno, quien llevó como encargado de cirugía al maestro Alejandro
Posadas, Pedro de Elizalde, primer profesor de la Cátedra de Puericultura y que
tuvo como discípulo dilecto a quien fue mi maestro Raúl Beranger y Felipe de
Elizalde que fue Decano de la Facultad de Medicina. Nueve médicos que
trabajaron en la casa fueron Presidentes de la SAP entre ellos María Luisa
Ageitos, primera mujer en este cargo. Nuestra querida Institución, la más
antigua, desde 1779 dedicada al cuidado de los niños, es hoy, a la vez, la más
moderna. En eso tuvo que ver la reconstrucción referida que para mí fue el
logro más trascendente en el que participé.
RN:
¿Maestros?
Dr. V.: El Prof. Raúl Beranger, que fuera jefe de Sala IV, Presidente de
la SAP, miembro de la Academia de Medicina y de quien yo, su discípulo dilecto,
puedo decir lo mismo que él dijo de su maestro Pedro de Elizalde: “… fue como
hombre, un ejemplo de dignidad, como médico, un ejemplo de amor a los niños y como
profesor y científico un gran maestro. Por eso lo he respetado, lo he querido y
lo he admirado… el Maestro trazó mi destino al gestar mi condición de pediatra,
orientarme en la docencia y enseñarme con su ejemplo…” Pero en esa gran escuela
que es el Hospital Elizalde tuve también otros maestros: el Prof. Yago
Franchini de ORL, Salvador de Majo de Endocrinología, Marcos Llambías, el
eminente cirujano de quien aprendí de su rica clínica quirúrgica, Néstor
Pagniez que me inició en la práctica de laboratorio, Mario Fernández Villamil,
investigador del Centro de Investigaciones Cardiológicas (CIC) quien me
estimuló acá y en los Estados Unidos, mientras estuve como investigador del
CONICET y Jack Metcoff, jefe del Departamento de Pediatría y de Investigación
Pediátrica del Micheal Reese Hospital de Chicago, quien siempre me orientó en
el desarrollo del programa que presentara al CONICET, sobre alteraciones
electrolíticas y metabólicas en la desnutrición, lo que me hizo merecedor del “First Research Prize for 1970”.
RN: ¿Discípulos?
Dr. V.: Luis Caupolicán Alvarado, actual Jefe de Nefrología del Elizalde.
Raquel Wainsztein, actualmente Profesor Titular y Jefa del Departamento de
Pediatría, ex Secretaria del Comité de Nefrología de la SAP y ex Jefa de
Nefrología del Elizalde. María Cecilia Gogorza,
que junto con Mabel Careaga actualmente está a cargo de Diálisis
Peritoneal Ambulatoria Crónica.
RN: ¿Algunas diferencias notables entre los pediatras de “la vieja
guardia” y las últimas promociones?
Dr. V.: Los de “la vieja guardia”, con mayor práctica de la semiología,
orientan más un diagnóstico presuntivo y sobre ello piden estudios auxiliares
de laboratorio o imágenes. Los de las últimas generaciones practican menos la
semiología. En contrapartida, estos últimos, se guían más por aquello de “basado
en evidencias”, en tanto que de los de “la vieja guardia” a veces todavía se escuchan
enunciados empíricos como: ”para
mí, con tal cosa andan bien...”
RN:
¿Es posible sintetizar un
juicio sobre “ser pediatra hoy”?
Dr. V.: Para esa “Ciencia difícil y Arte delicado”, como decía Centeno,
que es la Pediatría, hoy se requiere por parte del Pediatra, gran dedicación.
Estar siempre actualizado, tanto sobre medicina como sobre la sociedad en que
vivimos. Esto es así porque debiendo fundamentalmente asistir en el crecimiento
y desarrollo, eje central de la Pediatría (y no solo prevenir y tratar
interferencias que se presentan en los mismo), debemos hacerlo en circunstancias
muy distintas a las de nuestra propia historia personal y que incluso ya
cambian con cada nueva generación. Cambios tecnológicos, científicos, sociales
y económicos, a los que no podemos controlar y necesariamente nos debemos
adaptar. Esto hace de la Pediatría, hoy en día, una ciencia aún más difícil y
arte aún más delicado.
RN:
¿Qué mensaje darías a los más
jóvenes?
Dr. V.: Que procuren, y ojalá tengan la fortuna, de descubrir lo que más
les guste y se dediquen a ello en un marco ético, porque es la forma de hacerlo
con amor y servir a los demás. En el ejercicio de la Pediatría que no dejen de
observar, escuchar y tocar a los pacientes, no solo para recoger datos
semiológicos, sino para transmitirles la empatía que todos necesitan de su
médico.
RN:
¿Algo pendiente?
Dr. V.: Preparar, para 2018, la segunda edición de “Criterios de Diagnóstico
y Tratamiento” del Hospital Elizalde. Preparar con Raúl Ruvinsky para 2019, la cuarta
edición de “Pediatría” con un profesor titular de entonces, en remplazo del Dr.
Carlos Cambiano, lamentablemente fallecido en 2011.
RN:
¿Proyectos?
Dr. V.: Este año se publica mi libro “Medio Interno. Fisiología, Patología y Tratamiento de los
Líquidos Orgánicos”. Hace 3 años terminé la
Maestría Internacional de Nutrición de la Universidad Miguel de Cervantes, becado
por la Fundación Universitaria Iberoamericana
(FUNIBER) y ahora estoy preparando un libro sobre “Educación Alimentaria”. Alimentos procesados y gaseosas edulcoradas con
numerosos aditamentos. Estos determinan adicciones causantes de sobrepeso, obesidad,
diabetes tipo II, hipertensión, síndrome metabólico y desmineralización.
Patologías en aumento lo que indica el fracaso de diversas dietas preconizadas.
RN:
¿Es un problema en muchos
países?
Dr. V.: Sí. Esas adicciones son ya endemias en numerosos países. A
consecuencia de los avances tecnológicos y los intereses económicos, se nos
presenta el desafío de lograr mantener o restaurar un dinámico equilibrio,
entre control y adaptación frente a los cambios.
Las respuestas ante este desafío, darán el nivel de salud o
enfermedad e incluso expectativa de vida, de las actuales y futuras
generaciones.
RN:
¿Posibles avances?
Dr. V.: Hace falta un fuerte desarrollo de esta temática en los Programas
de enseñanza de grado y posgrado, y su difusión en la población general
contribuirá a lograr una alimentación basada en la evidencia, restando espacio
a una alimentación basada en intereses de mercado.
RN:
¿Hobbies, deportes?
Dr. V.: Durante la niñez y adolescencia, en mi Salta natal: montañismo,
entomología, gimnasia sueca y grandes aparatos. Durante la Facultad y los 35
primeros años de mi ejercicio profesional: ¡nada de hobbies, nada de deportes!
En los últimos 22 años, desde los 60: sky desde Los Penitentes (Mendoza) hasta
el cerro Castor (Tierra del Fuego) y Golf ”holic”, los fines de semana, 53
semanas al año, y hacer vinos… pero sin adicción… solo golf como adicción sana.
Actualmente hago vinos solo con el nacimiento de cada nieto. Está el “Vino
Facundo”, “Vino Julieta”, “Vino Martina” y “Vino Simón”.
RN:
La última. ¿Por qué no te
quedaste en Chicago?
Dr. V.: I have
the country in my heart… Y
es cierto. Tengo el país en mi corazón. Y me volví…
Entrevista realizada por la Dra. Patricia Cirigliano para la Revista Noticias de la SAP Noticias Metropolitanas XXII; Agosto 2016:66
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