Entrevistamos al Dr. Luis F. Gentile, autor del libro "Manual de ecografía pediátrica" publicado por nuestra editorial. El Dr. Gentile es especialista en Diagnóstico por Imágenes pediátrico y director de la carrera de posgrado de Diagnóstico por Imágenes pediátrico de la Universidad de Buenos Aires.
Gran parte de su trayectoria profesional se desarrolló en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, ¿cómo ha sido este recorrido y cuál considera que ha sido la importancia del Servicio de Imágenes para la formación de nuevos radiólogos pediatras?
El hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, que recorrí durante 40 años, fue una fuente constante de aprendizaje. Como nos aconsejaba el Dr. Gianantonio, padre de la pediatría argentina, nunca debíamos perder la capacidad de asombro, y eso es tan cierto que hasta el día de hoy no dejamos de sorprendernos con las distintas expresiones de las enfermedades, desde las más comunes hasta las menos frecuentes, y con sus variadas manifestaciones a través de las modalidades de imágenes diagnósticas. El área de radiología fue creciendo a la par de los distintos servicios. Comenzó su crecimiento tecnológico en el año 1975, cuando el Dr. Lanari incorporó al servicio de radiología la medicina nuclear, servicio pionero en un hospital pediátrico en la Argentina. En 1983 se inauguró la nueva planta de radiología y nuestro primer equipo telecomandado de radiodiagnóstico. El segundo telecomandado fue instalado en 1992. Posteriormente en el año 1985 inauguramos el área de ecografía con un ecógrafo estático donado por un médico radiólogo argentino radicado en Nueva York. Luego la cooperadora gestionó la compra de un aparato de tiempo real y hasta la fecha fuimos mejorando la tecnología en ultrasonidos.
En ecografía fuimos pioneros en el desarrollo del área musculoesquelética y específicamente de la ecografía de caderas. Gracias a la SAOTI, en 1990 y años subsiguientes, pude perfeccionarme en caderas y musculoesquelético pediátrico en Estados Unidos, en el Instituto Dupont en Delaware, con el Dr. Theodore Harcke, destacado propulsor de la ecografía dinámica de caderas.
En 1998 renovamos los equipos de radiología convencionales del hospital e incorporamos ecógrafos doppler color. Luego en distintos períodos fueron instalados la tomografía computada, la resonancia magnética y 3 equipos doppler color de última generación.
Nunca dejamos de lado la actividad docente, desde los múltiples rotantes que pasaron por el servicio y aprendieron al lado de los médicos de planta hasta los alumnos de la carrera de Diagnóstico por Imágenes en pediatría de la UBA. Esta carrera fue aprobada por la facultad de medicina de la UBA desde el año 1995 y es la primera de una facultad estatal en Latinoamérica.
Hasta la fecha han cursado y aprobado aproximadamente 60 radiólogos pediatras argentinos y latinoamericanos. Esa pasantía oficial, que es la carrera con el alumno incorporado al trabajo del hospital, es solicitada anualmente por más de una decena de postulantes, de los cuales tres son seleccionados. En el año 2000 se incorporó el Hospital Garrahan y poco tiempo después el Hospital Elizalde.
En forma paralela con el hospital, desarrollé la medicina privada en mi propio Centro de radiología simple y contrastada y ecografía en pediatría que llevo atendiendo personalmente desde la década del 80.
¿A quiénes considera sus maestros en Radiología pediátrica?
El primer maestro en radiología pediátrica fue mi tío, el Dr. Juan Augusto Bardi, quien fue jefe de radiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, y mi padre, Ernesto Gentile, que era su técnico radiólogo en la práctica privada y pública. Posteriormente, debo reconocer también en la radiología general a los Dres Saubidet y Martella; en los fundamentos y en el área pediátrica, a los Dres. Alterman, Elías y Cullen, José María; y en el extranjero a los Dres. Faure C. y Padovani J., en Francia, y al Dr. Harcke Th. en Estados Unidos. Todos ellos fueron mis maestros y contribuyeron a mi formación como radiólogo pediatra.
Puedo manifestar con énfasis que a lo largo de mi carrera he aprendido mucho de los distintos especialistas pediátricos en todas sus áreas específicas, nefrólogos pediatras, gastroenterólogos pediatras, ortopedistas pediátricos etc., de los cirujanos pediátricos y mucho más de los clínicos pediatras, con quienes hemos intercambiado posturas de diagnóstico en la práctica y en los ateneos hospitalarios semanales.
El Manual de ecografía pediátrica ha sido un proyecto que tuvo en mente durante muchos años. ¿Cuál fue la génesis de este proyecto?
La génesis del proyecto del Manual de ecografía pediátrica fue tener acceso a la expresión de las distintas enfermedades pediátricas a través de sus signos ecográficos. Es decir, poder pedirle al método lo máximo para llegar a un diagnóstico certero antes de emplear una técnica de mayor complejidad. En nuestro sistema de salud, el trabajo diario como ecografista nos lleva a trabajar rápido y con calidad diagnóstica. Este manual tuvo como objeto ofrecer una ayuda para recordarnos qué debemos buscar en la patología clínica que se sospecha en el niño. Se puede decir que el manual en su comienzo lo hice para mis necesidades. Con un considerable volumen de pacientes y con muchos casos clínicos pediátricos quería ejercitarme en sus aspectos clínicos característicos y su expresión en las imágenes ecográficas.
La elaboración del manual, como todo elemento de literatura, fue una expresión de mi interior. Me ayudó mucho a mejorar mis informes y tener agilidad y claridad en el uso diario del ecógrafo en los niños. Luego me pregunté ¿por qué no compartir esto con mis colegas especialistas y no especialistas? Es así como le di forma a mis escritos.
La otra idea que tenía desde hacía un tiempo era clarificar, a modo de glosario, algunos términos tecnológicos no habituales en la práctica clínica más las medidas de las estructuras anatómicas realizadas con el ecógrafo. Además del agregado de términos específicos explicados, una de mis pasiones era la medición normal de los distintos órganos por ecografía y compararlas con las tablas de medidas publicadas. A esto le sumé las variables de tamaño de los órganos o estructuras anatómicas normales o patológicas en el niño.
Manual de ecografía pediátrica es una obra ordenada por patologías, que contiene la descripción de los signos ecográficos e ilustrado con gran cantidad de imágenes de su propio archivo. ¿Por qué existe la necesidad de un libro de estas características?
La idea de escribir un libro de estas características fue condensar en un puñado de páginas mi experiencia y búsqueda de signos ya publicados por distintos autores y llegar a demostrar el valor de una frase que se me ocurrió e intenté desarrollar: “lo que el pediatra debe buscar y el ecografista debe mostrar”.
Manual de ecografía pediátrica, ¿para pediatras o para residentes de imágenes y radiólogos?
Creo que el manual puede ser de utilidad para el pediatra por varias razones. En primer lugar, para saber los alcances del método en los distintos diagnósticos pediátricos y pedir o no el procedimiento. Luego, para conocer los términos ecográficos. Además, para conocer los tamaños de los distintos órganos y reexaminar en caso de dudas. Finalmente, para conocer los distintos diagnósticos diferenciales en relación al tamaño del órgano informado por el ecografista.
Además, puede ser de utilidad para el radiólogo general que realiza ecografías y el ecografista general que atienden niños para familiarizarse con las enfermedades pediátricas que requieren ecografía, para comparar sus mediciones con las tablas y para adquirir sistematización para elaboración de los informes.
Finalmente, pueden ser potenciales lectores del manual los residentes de imágenes en formación y los técnicos radiólogos avanzados o licenciados en producción de bioimágenes que atienden niños.