Un estudio conducido entre 2.400 pacientes de cáncer del conducto biliar y un grupo de control de más de 4.700 personas sin cáncer arrojó como resultado que alrededor de un cuarto de los pacientes de dicha enfermedad y casi la mitad del grupo de control sano tomaba aspirinas en forma regular.
En total, las personas que tomaban diariamente aspirinas arrojaron un resultado tres veces menor en cuanto a posibilidades de desarrollar cáncer del conducto biliar respecto de aquellas que no la tomaban.
El estudio, que apareció en la edición de abril de la revista Hepatology, no demuestra definitivamente que la aspirina provocara una reducción en el riesgo de cáncer del conducto biliar pero sí que, dado que la inflamación crónica persistente es uno de los elementos que promueve este tipo de cáncer, la aspirina como agente antiinflamatorio podría ayudar a reducir el riesgo de esta afección.
El cáncer de conductos biliares (que pasan por la bilis del hígado al intestino) es un tipo muy raro de
cáncer con un índice promedio de 3.000 afectados por año en los Estados Unidos. Aún así, todo avance en su prevención debe ser tenido en cuenta y estos resultados, aseguran los médicos que llevaron a cabo la investigación, ameritan que se siga estudiando la posibilidad de que las aspirinas ayuden a la prevención de la afección.